La muerte, como el nacimiento, precisa, en conveniencia, de una preparación pre-parto. Partir es dividir en partes la divinidad de la que somos esencia. Partir es viajar a lugares desconocidos. ¿Morir es partir de o juntarse a?
Problema, en apariencia insoluble a cualquier tipo de preparación sobre la muerte propia, es que aunque hayamos ido y asimilado los conceptos de un cursillo de pre-parto, puede ocurrir que en el momento de morir, no estemos conscientes, por la enfermedad, por la medicación, por la tensión insoportable del momento, por el dolor, por el miedo, o por que nos llega de improviso en un accidente, en un infarto súbito, o en circunstancia totalmente imprevista.
Aunque la muerte acabe -de forma individualizada- con lo que somos ¿serviría una preparación para el proceso de muerte?
- Yo opto por la participación activa en nuestra propia muerte desde ahora mismo.
- Yo opto por la prevención anímica en las situaciones de muerte de próximos y amados.
- Yo opto por darle sentido y transcendencia a las experiencias vitales, también a la de morirse a deshora.
"Tal como hemos vivido, se muere; aunque sea de repente"
"Si he nacido una vez, porque no puede nacer dos... aunque sea de penalti injusto".
"La muerte es un proyecto a medio o largo plazo... o muerte súbita"
APTITUDES NO POSITIVAS ANTE EL PROCESO DE MORIR
* NEGACIÓN INMADURA O DESVIACIÓN PROTECTORA. Ceguera interior.
* TERROR PARALIZANTE O OBSESIÓN NIHILISTA. Neurosis histriónica.
* CONFORMISMO ESCÉPTICO O DIAGNOSIS DEFENSIVA. Apatía racionalista.
* FE ABERTZALE O CREENCIA NEW AGE. Abandono inconsciente.